¡NO
ASÍ ENTRE VOSOTROS!
Acostumbrados
a una lectura un tanto estereotipada del evangelio se nos escapan detalles que
podrían resultarnos entrañables, pero si ponemos un poco de imaginación y
visualizamos la escena disfrutaremos al percibir la humanidad de aquel grupo
liderado por Jesús.
Dos de
ellos pretenden arrancar del Maestro un privilegio que los colocaría por encima
de los demás. Esto provoca la indignación de los otros diez. ¿Se enfadan porque
se molesta al Señor? ¿Protestan porque esa actitud de pretender los primeros
puestos no es propia de los discípulos de
Jesús? No. Se encolerizan porque ven usurpado el puesto de privilegio al que
todos ellos aspiran. Un conflicto plenamente humano y que nos podemos aplicar.
¿Quién
de nosotros no ha deseado –al menos en su juventud- ser el primero, sobresalir
ser el de mayor éxito?
Esta
aspiración la llevamos inscrita en los genes
y sobre todo la respiramos en el ambiente social y cultural que nos
envuelve y que nos contamina instigándonos a competir por el máximo prestigio.
Aspiración legítima si se basa en el esfuerzo y superación personal y no en el
avasallamiento y desprestigio de los otros. Anhelo saludable si lo que se pretende es el logro de la coherencia
y la autenticidad que nos lleve a la plena madurez humana y cristiana.
Volviendo
a la escena evangélica vemos a Jesús que corta la algarabía indignada reuniendo
a los doce y entre irónico y paciente pero de manera contundente los corrige:
¡No ha de ser así entre vosotros! En el “mundo” los que quieren ser
grandes se abren paso a codazos, poniendo zancadillas, extorsionando o
sobornando con favores ilícitos y una vez escalado el poder oprimen y humillan.
Vosotros
¡Nada
de eso! En mi Reino quien pretenda el poder tendrá que ponerse a servir. El que quiera ser el primero tendrá que colocarse el último.
Los
discípulos todavía no han aprendido de su Maestro que vino a servir y no a ser
servido. Que obvió su categoría de Dios
y se hizo “uno de tantos”
Los
discípulos pelean exasperados porque todavía no han entrado en el proyecto de
Jesús, todavía no han comprendido que en este camino perder la vida es ganarla
y que el grano de trigo ha de morir para dar fruto. No lo han aprendido
todavía.
¿Lo hemos aprendido nosotros?
dom. 29 TO ciclo B
Sor Áurea